viernes, 26 de septiembre de 2025

Regreso triunfal (o casi) de una bloggera reincidente


Queridos lectores invisibles (porque después de tantos años de pausa, sospecho que deben estar en modo fantasma): ¡he vuelto! Sí, logré lo que parecía imposible, casi tan complicado como aprender alemán en dos semanas o encontrar el par de medias que siempre se esconde: recuperar la contraseña de mi blog.


Durante este tiempo de silencio digital me dediqué a cosas menores: sobreviví a dos años de encierro, aprendí un idioma nuevo (todavía no sé si el idioma me entiende a mí), viajé, adopté a una gata que ahora gobierna mi casa con mano de hierro y zarpas de terciopelo, escribí un libro, y hasta me animé con poemas —porque siempre es buen momento para rimas existenciales cuando una taza de café está de por medio.


Conocí lugares, festivales, casas ajenas con sillones sospechosos, personas muy interesantes y… otras no tanto (pero también cuentan, porque sirven de material literario). Y si algo me llevo de este paréntesis gigante, es que tuve el privilegio de conocer a mujeres increíbles: maestras de vida, brújulas humanas, artistas del cotidiano. De ellas aprendí tanto que ahora quiero abrir este blog para contar sus historias, hacer entrevistas y que sus voces resuenen aquí como si fueran canciones de sobremesa.










































Sé que por la pausa kilométrica perdí parte de mi comunidad, pero también sé que los buenos reencuentros tienen su encanto. Así que este es mi brindis digital: por volver a escribir, por ustedes que leen, y por las historias que están por venir.


Poco a poco, iremos llenando otra vez este rincón con viajes, turismo, anécdotas y risas. Porque un blog —como la vida— siempre se puede retomar, incluso después de que la contraseña se esconda en un agujero negro intergaláctico.

Y así va pasando la vida en un despertar y en un presente intenso y en un mañana listo para viajes y mundo. 

2 comentarios: